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viernes, 18 de enero de 2013

Lunes 14 de enero de 2013 - Regreso a las ondas

 


“TRES CAMELLOS DESPISTADOS”

Allá van con sus anhelos aquellos a quien algunos llaman mentirosos. Aquellos que ni eran Tres, ni Reyes, ni Magos... Aunque yo quiero creer que sí.
Iban cansados, polvorientos y, lo que es peor, algo desorientados.
A pesar de su edad y sabiduría se encontraban en tierras alejadas de sus lugares de origen y eran francamente desconocidas para ellos y sus acompañantes.
Seguían una luz hermosa y extensa que anulaba las señales que acostumbraban a encontrar en el cielo. Y hoy, a la oscuridad de la noche se sumaba una masa de nubes como carbón. El silencio era también especial.
Les desconcertaba la magnitud de aquella estrella antes desconocida, su enigmático poder.
Les intrigaba su procedencia y significado. Sin duda, estaban viviendo un momento histórico, algo que las generaciones futuras verían con admiración.
Ellos sentían una gran responsabilidad ya que se creían los encargados de encontrar sentido y explicación al hecho magnífico que intuían ya muy cerca.
(No sabían entonces el enorme trabajo que iban a tener cierta noche de enero...)
Todo esto comentaban convencidos, mientras descansaban, ya quietos, ya saciados y tranquilos al calor de grandes hogueras.
Algo más allá sus animales, sus transportes, al fin podían estirar la espalda y “charlar” sobre las incidencias del viaje y, para alguno de ellos, su inutilidad.
-¡Qué lata! Exclamaba el de pelo oscuro.
-Sí –contestaba otro castaño- ¡Con lo a gusto que estaba yo en el palacio, al abrigo de esta escarcha húmeda y fría que me cala y constipa.
-Pero ¿Qué decís? Esto es maravilloso. Mirad este mar de dunas que nos rodea, comentaba el tercero de pelo clarito y descuidado. Mirad sus ondulaciones. Parecen oleaje oscuro y profundo... y esa línea del horizonte difusa, misteriosa... inexplicable... y largaaa...
-¡Sí, cómo un día sin pan!
-Eso, sin pan, sin paja, sin dátiles, sin “ná”.. ¡Han olvidado ponernos algo de comida! Así hago dieta que me estoy poniendo “fondón” – comenta el segundo.
Miraron entonces hacia unos bultos alargados de hombres envueltos y quietos que hacían unos horribles ruidos.
-¡Roncan más que nosotros! –exclama el alto y oscuro.
-Como no nos dejarán dormir...., hablaremos de nuestras cosas...-sigue pensativo el que siempre habla después.
-¡Pobrecillos, están tan cansados! No son tan fuertes como nosotros y les faltan dos patas para poder recorrer el largo camino. Yo, si tuviera que ir tan estirado, no llegaría ni aquel oasis...
-¡¿OASIS?! Chillaron los otros dos a la vez.
-¿Qué oasis?
-Aquel que se adivina hacia...allá.
-¡Pues vamos p´allá!?  -dijo el más “chuleta” esperanzado.
-¡Sí hombre! –dijo el negativo.
-¿Seguro que.....?-objeta ahora el dudoso.
-¡Vamos,  a la aventura! Confirma el entusiasta  sacudiéndose con energía renovada colocándose los vellones de pelo lo mejor que pudo.
Poco a poco y haciendo el menor ruido posible mordisquearon las cuerdas que les unían a las estacas del suelo. Amortiguados sus pasos por la blanda arena se dirigieron hacia el punto del ¿oasis?...
El andar no fue tan fácil como habían creído. En realidad ni siquiera habían pensado ni planificado..., ni valorado las dificultades, ni calculado distancia...Y,... no olían el agua que normalmente detectan a kilómetros...
Subían y bajaban montones pronunciados como montañas, largos valles y desniveles.
A veces incluso dejaban de ver aquel punto al que dirigían los pasos....
Como se aburrían comenzaron a hablar..., que si Messi jugaría el domingo, que... qué mal están las cosas, que los Zocos habían adelantado las rebajas...
El tema recurrente del futbol hizo subir la tensión entre ellos. Claro, que siendo uno del Real Arabia, otro del Racing Egipcio y otro del Balompié Sáhara..., era lógico.
Al cabo de un rato, enfurruñados y en fila silenciosa fueron parando en seco uno tras otro. Chocando morro con trasero exclamaron: ¿Puajj!,  ¡AhhJJ!..
Y el primero, que había clavado las pezuñas en arena: ¡Estamos perdidos!
-Sí, con estos entrenadores!  Dijo el sombrío..
-¡No burro!, digo...camello...., que hablo de perdidos-perdidos.
-¿De los de la jungla de la tribu de tele...? Pregunta el que está más “a por uvas”.
-Que no, que estamos perdidos de verdad. Hace un rato que no veo la luz del oasis y me parece que hemos dado más vueltas que un “manco remando”.
-¡Claro, tanto hablar, discutir y no mirar! Dijo el de siempre.
-Eso digo yo,-sigue el que va detrás.
-Bueno, bueno... Pensemos... ¡Ya está, iremos cada uno en una dirección... y andaremos unos 200 pasos y el primero que lo vuelva a ver: chilla...!
-¡Los camellos no chillamos!
-Huy, es verdad- responde el entusiasta- Pues... escupiremos al cielo haciendo mucho ruido ¿¿¿vale???
-¡Hummmmmmm!  Gruñó el dúo aunque uno más bajito que otro.
Y así se dispersaron... contando.
Cada uno contaba pasos a su manera:
- Uno..., dos..., tres..., el convencido.
- Uno-uno-uno-uno, dos-dos-dos-dos (uno por cada pata, claro), el de siempre y...
- 200, 199, 198,197... Porque no quería perder de vista a los otros y caminaba de espaldas...
El que tuvo la genial idea iba quedándose dormido aunque curiosamente no dejaba de andar (debe ser una costumbre adquirida por los camellos). Así que cuando se dio de morros contra “algo” abrió los ojos pero no tenía ni idea de dónde estaba ni lo lejos que andarían los otros.
No obstante se puso a escupir como un surtidor haciendo un ruido enorme (y algo “desagradasqueroso”) que seguro oirían sus compañeros de fatigas.
En esta tarea estaba cuando oyó:
- ¡SShhhhhhhh!, calla, calla que me lo despiertas.
Calló, bajó la cabeza y..., claro, se empapó.
- ¡Aggg, puag! Exclamó pero bajito. Y sacudiéndose empezó a rodear aquello que, seguro estaba ya, era una pared.
Una luz suave y diferente iluminaba su camino y un calorcillo agradable le atraía directo a la entrada de un establo.
Allí descubrió unas personas que vestían de forma diferente, no llevaban látigos y le miraban con una sonrisa sincera y alentadora. Confiado se acercó despacio para oler un bultillo que se removía entre pajas y mantitas. Una mano cariñosa separó las telas que lo cubrían y vio...
Vio un resplandor de dulzura, una mirada de amor inmensa, certeza de Paz eterna en un recién nacido. Allí estuvo hipnotizado no supo cuánto tiempo, hasta que parpadeó sorprendido... Y, sin que sus orejas se movieran ni oyeran, entendió perfectamente: ¿Vienes solo camellito, no tendrías que haber acompañado a alguien?
- Eh..., pues sí. Pero es que... Y sin mover un músculo supo que Él lo había entendido todo.
Estuvieron charlando un rato sin que nadie a su alrededor comprendiera lo que sucedía. Cómo se miraban y creaban una burbuja de complicidad. Más tarde por fin llegaron los otros dos y se amplió aquella conversación sin sonidos, sólo devoción. De pronto les preguntó:
- ¿Cómo os llamáis?
Y debió percibir un pequeño vacío en su corazón porque dijo:
- No os preocupéis, tenéis un gran valor, seréis portadores de la gran ofrenda de la historia, del símbolo de la adoración a Dios, de la entrega de la humanidad y del reconocimiento de mi misión. Por ello os daré las gracias y... un nombre. Tú que protestas, adviertes la adversidad... serás CRISIS. Tú que dudas, actúas con conformidad y sin perder de vista la realidad esperas la solución serás OPORTUNIDAD. Y tú, amigo que te ilusionas y animas, que comprendes y encuentras alegría en la adversidad, que miras a lo lejos, a lo alto para cambiar la situación..., te llamarás FE. En tí ahondarán y crecerán en Verdad las generaciones hasta llegar a encontrarme, a conocerme como tú has hecho y has atraído a los demás.
Recogiendo en su corazón tres lagrimillas agradecidas les recordó:
-Y ahora, sin tardar, volved a vuestro campamento y sin rodeos acompañad a unos viajeros entusiastas. Que ya es hora de que cumplan su Gran Misión.
Miró al cielo ensombrecido de espesas nubes y despejó totalmente la oscuridad como un amanecer temprano.
La estrella Super-Nova se detuvo más brillante que nunca sobre aquel portal y los camellos supieron lo que debían hacer en ese momento y cada día de su milenaria vida.
                                                  FIN (¿O no? Depende de ti)
Y así es la historia (o pudo ser ¿por qué no?) que hasta hoy nos llega .
Desborda cada año con su Energía, Mensaje  y cómo nos reflejamos en sus personajes.
Siempre ha habido CRISIS, siempre solución esperanzadora si ves en ella una OPORTUNIDAD guiada por la FE.
 Que ella inunde esta NAVIDAD y tu vida.
ROSA MARÍA ESCUDERO GARCÍA
 

     ¡FELIZ   NAVIDAD!

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